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~ EL URUGUAY ~
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12 de julio del 2008 : Finalmente llegamos a Buenos Aires después de 23 días de travesía en el carguero. El pasaje de la aduana de la 4x4 se hace en menos de una hora, con una sonrisa y sin revisarnos el vehículo. Pero en cuanto bajamos a tierra nos sentimos perturbados, durante 4 semanas se hicieron cargo de nosotros hasta en el mínimo detalle, ahora de repente nos sentimos librados a nuestra suerte, a miles de kilómetros de nuestra casa y al volante de "nuestro vehículo". Estamos como mareados, no entendemos que hacemos acá. Por suerte al día siguiente recuperamos el norte.
Nos quedaremos sólo tres días en Buenos Aires antes de continuar viaje hacia el Uruguay. Como estaba previsto, Lucía nos esperaba y nos hospeda en su casa. A Lucía sólo la conocíamos por Internet, ella es uruguaya, fue al Colegio Francés en Buenos Aires y es hoy propietaria y directora de una escuela secundaria privada en la capital, Aula XXI. Pasamos encantadores momentos en su compañía, especialmente en la escuela, ya vamos a contar más sobre este episodio argentino cuando volvamos a este país en el cual nos quedaremos varios meses. |
16 julio del 2008 : Luego de una hora de ferry llegamos al Uruguay, que está del otro lado del Río de La Plata, desembarcamos en Colonia del Sacramento, una encantadora ciudad colonial. Fue sorprendente el recibimiento del aduanero, parecía tan contento de que visitáramos su país con nuestro propio vehículo que hasta le dio un beso a Gwendolyn, insólito. Además nos dijo : "esta es la primera vez que visitan el Uruguay, pero yo les aseguro que no va a ser la última". Y la verdad es que probablemente tenga razón, dado como se fueron planteando los acontecimientos. ¡Qué ambiente más dulce que hay en Colonia, qué contraste con la vida agitada de Buenos Aires! |
Colonia fue fundada por los portugueses en el 1680 sobre el Río de la Plata, para cumplir una función estratégica respecto del Imperio Español. Disputada durante un siglo, finalmente fue perdida por sus fundadores. Su paisaje urbano bien preservado, mezcla de solemnidad e intimidad, es un ejemplo de la fusión lograda entre los estilos español, portugués y post colonial. A la puesta del sol tomamos el aperitivo en la Plaza Mayor con una conexión Internet Wi Fi que nos permite charlar al mismo tiempo con nuestros amigos de Francia, decididamente este país pareciera tener todo como para que nos guste. |
El tiempo es idílico, el entorno magnífico y la población de una gentileza extrema. En Punta del Este, la estación balnearia más conocida, decidimos hacer una pausa y armar un picnic en el puerto, fue un desfile de uruguayos que vienen a conocernos y a sacarse una foto con nuestra 4x4, les fascina el vehículo y mirar el itinerario de nuestro viaje pegado en las puertas de la camioneta (gracias Hervé por el adhesivo con la escritura Ushuaia-Alaska, causa sensación). |
En un momento la gente hace cola para hacernos preguntas, ¡tenemos dificultades para terminar con la ensalada! Cuando ya salíamos de Punta del Este nos para un uruguayo que nos quiere invitar a almorzar con él a toda costa, así es como partimos hacia un restaurant al borde del Atlántico, donde pasamos más de una hora charlando con Alfredo y su señora. Alfredo nos cuenta que es descendiente del primer presidente del Uruguay y nos invita a visitarlo la semana siguiente en Montevideo. Antes de volver a la capital decidimos tomar una ruta sobre esta costa salvaje, inclusive tomamos un transbordador que era arrastrado por un pequeño bote a motor. Nuestras acampadas son mágicas pues están ubicadas en entornos maravillosos, especialmente después de José Ignacio, donde paramos en una reserva natural. Al día siguiente cuando estábamos haciendo un picnic al borde del mar, se acercó una pareja de uruguayos, Milton y Margot, que viajaban en un viejo ómnibus escolar, un Ford del 1949 reciclado como casa rodante, pasamos un rato con ellos y nos invitaron para la semana siguiente a un asado en su casa. |
Volvemos a Montevideo, en cuanto nos instalamos al borde del mar para tomar un aperitivo se acercan Roberto y su mujer…que nos invitan a tomar una buena botella de vino en su casa, una vez más pasamos una velada maravillosa que no hace más que confirmar el extraordinario recibimiento que nos proporciona el Uruguay. Aprovechamos el domingo soleado para conocer la ciudad y almorzar en el "Mercado del Puerto", un inmenso edificio de estilo Baltard, en el que hay instalados una multitud de stands que ofrecen asado, allí nos regodeamos con unas mollejas asadas (algo muy apreciado y caro en Francia).
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Durante nuestra estadía en Montevideo estacionamos la 4x4 y dormimos en el parking del Hotel Ibis, al borde del mar, bajo la mirada cómplice del custodio, como squatters cancheros que somos, aprovechamos además los baños y el agua caliente para el té. La ubicación era además excelente como lugar de encuentro con nuestros amigos uruguayos.
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El lunes a la mañana nos reencontramos con Alfredo en su casa, en el centro histórico de Montevideo, es una inmensa casa de principios del siglo XX, amoblada con piezas únicas pertenecientes a los tres últimos siglos y provenientes de castillos franceses. Creo que algunos de nuestros conocidos se divertirían de vernos en el feudo de una de las más grandes familias uruguayas, esta residencia es inmensamente rica en historia y en recuerdos íntimos de la familia. Tuvimos un largo encuentro con Alfredo, compartiendo como la vida de castillo puede ser a veces difícil y a él le quedó claro cuál es nuestro modo de viajar. Nos invitó a bañarnos en casa de su compañera, Viviana, con quien vive a unos km de la capital. |
Cuando volvíamos nos intercepta Pietro, un brasilero que vive desde hace tiempo en Uruguay, enseguida simpatizamos y nos invita a pasar el fin de semana en su estancia, posee una estancia turística que está cerrada durante el invierno, pero que con todo gusto pone a nuestra disposición, nos promete cocinar un cordero de su propia cría. Qué fascinante que es este Uruguay que nosotros pensábamos atravesar rápidamente para llegar a Porto Alegre, no avanzamos pues cada día que pasa trae nuevos encuentros, cada uno más maravilloso que el anterior. Volvemos a encontrar a Alfredo y Viviana que nos invitan a cenar, una vez más nos deleitamos con la carne uruguaya (¡que bien vale la argentina!). Montevideo es una capital muy agradable para visitar pues no tiene problemas de circulación, lo que nos facilita el desplazarnos con la 4x4 y visitar en particular el centro histórico, rico en edificios de siglos anteriores, de arquitectura española. Algo que nos impactó en el Uruguay es la cantidad impresionante de autos antiguos, dignos de las mejores colecciones, que todavía circulan por las calles, no es raro cruzarse con un Ford T o alguna otra reliquia. Pero Montevideo también es, desgraciadamente, una ciudad por la que circulan numerosos carros a caballo que usan los cartoneros para "trabajar" la basura. |
Dejamos la capital para dirigirnos hacia el norte del país, eso nos da la ocasión de acampar en una estancia, en la que nos despertamos con el espectáculo de los gauchos arriando el ganado por delante de la 4x4 y la propietaria nos regala una mandarinas recién recogidas antes que emprendamos la ruta de nuevo. Cambio de escenario, pasamos una tarde y una noche en las termas de Guaylyu, donde estamos prácticamente solos, disfrutando de las inmensas piscinas y jacuzzi con una temperatura superior a los 38 grados. A la noche nos comemos dos espectaculares costillas a las brasas, un manjar. Un último baño de 38 grados y nos vamos a dormir como angelitos. |
Luego de haber hecho una excursión entre los gauchos, vamos a lo de Pietro a pasar el fin de semana en su estancia, nos alojamos en un espléndido bungalow de adobe con techo de paja en medio de 45 hectáreas en las que pastorean ovejas y galopan caballos. Pietro nos recibe con gran gentileza y nos cocina riquísimos platos acompañados de excelentes vinos tintos uruguayos, para aquellos que viajen al Uruguay les aconsejamos la Posada de campo de Pietro : Posada de Campo "KURURU" |
Como habíamos prometido, vamos a visitar a Milton y Margot a San Carlos donde comemos un pantagruelesco asado, nos quedamos a dormir en su casa y al día siguiente partimos a media tarde, ¡seguimos sin avanzar en este hospitalario país! pero antes de irnos compartimos la tradición de los ñoquis del 29, hechos en casa y con la moneda debajo del plato para que traiga plata. Nos vamos además con 5 kg de carne seca (charque) de la fábrica donde trabaja Milton. Antes de entrar al Brasil, pasamos medio día en el Parque Nacional de Santa Teresa, una belleza al borde del mar, cuidado por militares, el paisaje ya es tropical. 31 de julio del 2008 : Llegamos al Chuy, ciudad fronteriza con el Brasil, dejamos el Uruguay que pensábamos recorrer en un par de días y en el que pasamos 15 días. En definitiva ¡nos enamoramos del Uruguay! |
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