Jueves 30 de octubre del 2008 : Luego de 30 minutos de cruce en ferry, desembarcamos en Oiapoque, sobre las orillas del río homónimo. Pasamos la inmigración sin dificultades y nos otorgan 60 días de visa. La primera noche dormimos en la chacra Rona de unos amigos de Franck e Isabelle, de Saint Laurent de Maroni (Guayana Francesa). La chacra está al borde del río Oiapoque, con una hermosa playa, lo que nos permite tener nuestro cuarto de hora de balneario. Al día siguiente nos dirigimos hacia Macapá por la famosa ruta BR156, de muy mala fama pues se han producido frecuentes ataques a vehículos en ella. Pero estamos en la estación seca, la carretera está firme, lo que evita tener que disminuir la velocidad en los lodazales, por lo tanto la posibilidad de un asalto es menor. A pesar de eso tomamos ciertas precauciones, escondemos todo nuestros equipos costosos (computadoras, cámaras de fotos y sólo dejamos a la vista algunos billetes, un viejo reloj y algunas otras cosas sin valor). Los 120 km riesgosos, en plena selva, transcurren sin dificultades, por suerte la entrada a los puentes de madera está en buen estado, así que no necesitamos parar cada vez. Uf! Zafamos!
Macapá, sobre el río Amazonas es la capital del Amapa, el único estado del Brasil que no está unido a los otros por tierra. Macapá también tiene la particularidad de estar dividida en dos por esa línea simbólica que se llama Ecuador, o sea que al atravesarla entramos en el hemisferio sur.
En Macapá los miembros del Jeep Club de Macapá nos reciben e invitan a almorzar en un excelente restaurante de pescado. Luego Portela, uno de los miembros del club nos convida a su chacra al borde del delta del Amazonas, a unos 50 km de la ciudad, donde nos quedaremos por el weekend, compartiendo una vez más una barbacoa. Al día siguiente, luego de un paseo en barco y una buena siesta en una hamaca, partimos hacia la chacra del club de Macapá, donde están reunidos unos 50 miembros para despedir a 5 de ellos que parten en un raid Macapá - Venezuela, pasando por las 3 Guayanas, o sea el mismo trayecto que hicimos nosotros pero en sentido inverso. Esa noche acampamos en el Jeep Club, a la espera de la balsa con la que atravesaremos la desembocadura del Amazonas.
Lunes 3 de noviembre : Luego de negociar, optamos hacer la travesía entre Macapá y Belem en una balsa mixta que transporta vehículos y pasajeros, sale esa tarde y demora dos días. Mientras esperamos para embarcarnos, vamos a lo de Portela, que nos presta su oficina y además nos invita a almorzar nuevamente. ¡Unos manjares que nos vuelven a demostrar la importancia de la gastronomía en el Brasil!.
A las 15 hs vamos a un pequeño puerto (tenemos la localización GPS, si lo desean) desde donde embarcamos al ferry. El embarque de la 4x4 se hace sobre tablones de madera, lentamente, primero lo suben a una primera balsa y luego lo pasan al ferry, fue preocupante, pero lo lograron. Además nuestro ferry se llamaba "Alianca de Deus", ¡con ese nombre todo tenía que salir bien!.
Hay cinco vehículos y cuarenta pasajeros en el ferry, el único espacio disponible para los pasajeros es de 40 m2 y en ese espacio cada uno instala su hamaca (la cultura de la hamaca está muy difundida entre los brasileros) con lo que se logra un colorido caos de hamacas, las unas encima de las otras. Una vez organizados, zarpamos para una travesía de dos días por el delta del Amazonas, 500 km de navegación por un entretejido de miles de canales en el medio de esta selva primaria fluvial.
Durante toda la travesía hay piraguas que se acercan al ferry para subir mercaderías que serán desembarcadas en Belem, lo curioso es que estos intercambios se hacen en movimiento. También tenemos derecho a un cocinero que prepara la comida a bordo. Nos consideramos pasajeros de 1ra clase, pues somos los únicos que disponemos de una casa rodante a bordo, lo que nos permite dormir adentro de la 4x4, con las ventanas todas abiertas en vez de estar en el medio del caos de hamacas (no pudimos abrir la carpa de techo pues había demasiado viento).
Durante el día, a medida que vamos recorriendo el río, el espectáculo es multicolor, podemos ver centenares de cabañas de pescadores y de obreros de los numerosos aserraderos instalados. Los chicos vienen desde la orilla en piraguas para jugar a surfear sobre la cresta de las olas que va creando nuestra embarcación.
La segunda noche fue muy agitada pues estábamos navegando sobre una parte del Amazonas que es muy ancha, el viento formaba olitas que golpeaban el fondo del ferry y producía una agitación despareja.
Luego de 38 horas de navegación llegamos a Belem, los pasajeros de a pie bajan inmediatamente pero nosotros tuvimos que esperar 6 horas más a bordo, en pleno sol, hasta que subiera la marea y pudieran salir los vehículos. Una vez más el operativo nos produce escalofríos pues todo es a base de listones de madera que se doblan y comienzan a romperse sobre el río a medida que pasan los autos.
Belem, capital del estado de Pará; es una ciudad inmensa de 1,5 millones de habitantes, volvemos a encontrarnos con la opulencia de Brasil, con la riqueza de todos los frutos y legumbres del Amazonas.
Vamos a darnos una panzada de mangos, papayas, frutos de la pasión y paltas (grandes como melones, casi azucaradas, una verdadera delicia!).
La primera noche acampamos en el jardín de un convento. Primero la Madre Superiora estaba un poco ansiosa con nuestra presencia, pero luego no quería que nos fuéramos, no sólo nos ofreció ducharnos sino que nos colmó de frutas y tortitas para el viaje! Volvemos a tomar la ruta para Sao Luis, con una escapada de 24 horas a Alcántara, un pequeño pueblito encantador construido por los esclavos entre el siglo XVII y el XIX.
A pesar de ello para poder instalar nuestro campamento deambularemos más de una hora por la ciudad para finalmente decidirnos por un gran terreno que pertenecía a la Policía, los policías nos recibieron con alegría y nos ofrecieron ducharnos. Lo que no vimos cuando nos instalábamos es que estábamos justo delante de los barrotes de las celdas que compartían una quincena de presos, instalados como era de esperar, en sus hamacas y que nos saludaban. Para llegar a Sao Luis y evitarnos 400 km de ruta, tomamos un ferry, casi lujoso respecto a los de las experiencias anteriores. En 90 minutos desembarcamos en Sao Luis, una gran ciudad colonial.
Luego comenzamos nuestra travesía de Norte a Sur por la costa. A la salida del Parque Nacional Lencois, decidimos tomar un camino de arena que nos ahorra 100 km, lo que hace que tengamos que tomar planchas de desatasco. Gracias a esta ruta vamos a atravesar una serie de pueblos interesantes, auténticos. En Camocin anduvimos por una maravillosa laguna a la cual van los habitantes del pueblo a pasear los domingos, luego de un pequeño recorrido en piragua. En Parnaiba tuvimos muchas dificultades para encontrar un lugar seguro para dormir en la camioneta, finalmente terminamos hospedados en la escuela de la policía militar, el comandante se sintió orgulloso de recibirnos y de mostrarnos cómo era la vida cotidiana de sus alumnos oficiales, fue muy insólito pues normalmente no se puede acampar en zonas militares.
Mientras recorremos esa zona especialmente dedicada a la caña de azúcar, visitamos algunas fabricas artesanales de dulces, al observar cómo los producían nos parecía habernos remontado en el tiempo.
Una pérdida de aceite en la caja de transferencia nos retrasa, en Fortaleza, una gran ciudad de la costa brasilera, pasamos el día en el concesionario Toyota, que detecta un desgaste entre la caja y el eje de propulsión. Desde ya sabíamos que no íbamos a conseguir el repuesto pues ese modelo de Toyota no se importa a Brasil por lo tanto agradecemos doblemente la buena voluntad del concesionario Toyota “Newland” de Fortaleza que estuvo todo el día metido adentro de nuestra camioneta, que no quiso cobrarnos y que nos hizo un arreglo que nos permitió seguir andando a condición de verificar regularmente el nivel del aceite. Muchas gracias también a Onecino, responsable de la cantina del Instituto Nacional Geográfico de Brasil, que nos albergó dos días mientras arreglaban la 4x4.
Volvemos a la ruta, nos dirigimos hacia Natal, donde nos esperan Jean Claude e Ilsa, que nos albergarán tres días, una vez más tenemos un cuarto con baño.
Natal es una ciudad balnearia, con un mar azul turquesa maravilloso, con inmensas playas a las que concurren multitudes durante el fín de semana.
Aprovechamos para pedir las piezas de repuesto por Fedex a nuestro sponsor EURO4X4PARTS.COM, nos las enviará a Brasilia.
Miércoles 19 de noviembre : Dejamos Natal, luego de 300 km bastante aburridos, llegamos a Olinda, donde nos espera Dom Patricio, en el monasterio benedictino de San Benito. Gracias Remi por habernos hecho el contacto con él y con Madalena, pasamos dos noches en el monasterio gracias a la hospitalidad de Dom Patricio, que no podía concebir, igual que los otros monjes, que durmiéramos en nuestra carpa de techo. Olinda representa la parte cultural e histórica de la enorme ciudad de Recife, distante sólo 6 km de ella.
Es una ciudad colonial muy bien conservada, una de las mejor conservadas del Brasil, con sus calles sinuosas bordeadas de casas coloridas, con vistas magníficas sobre la vegetación, los campanarios de las innumerables iglesias y monasterios y los techos de tejas rojas. Dom Patricio nos hizo una visita privada del Monasterio de San Benito (construido en el 1582), el más importante de la ciudad, con una capilla con impactantes esculturas en madera y una sacristía que es una verdadera joya. Tuvimos derecho inclusive a visitar los lugares que no están abiertos al público, ese convento nos fascinó.
Al día siguiente fue Madalena, también amiga de Remi, la que nos hizo visitar “su” ciudad. Madalena habla perfectamente francés pues vivió 20 años en el Líbano y hoy en día trabaja como guía profesional del Ministerio de Turismo, experta en la historia de Olinda y Recife. Durante la mañana visitamos el magnífico convento franciscano de San Francisco, también del siglo XVI, conocido por la belleza de los azulejos que adornan los muros, luego la Catedral del Alto de Sé desde donde se puede tener una vista estupenda sobre la ciudad y el mar azul.
Después de una pausa para almorzar en un restaurante al kilo”( una especialidad brasilera: un self-service en el que el precio está determinado por el peso del plato, en general son muy buenos), Madalena nos lleva a conocer Recife, capital del estado de Pernanbuco. Vemos unas iglesias interesantes y nos llama especialmente la atención el centro comercial, construido en la antigua cárcel, donde cada boutique de artesanías esta ocupando una celda, con su puerta típica de una prisión.
Para aquellos que les pueda interesar, recomendamos calurosamente a Madalena como guía, no se van a arrepentir : Madalena Campos – tel : (81) 9986 5933 – email. Luego de un día tan lleno de descubrimiento, volvemos a nuestra pieza en el convento con mucho placer. Gracia a ustedes, Madalena y Dom Patricio, hemos descubierto las bellezas excepcionales de Pernanbuco.
Comenzamos un largo trayecto de 2.000 km para llegar a Brasilia. La ruta es monótona, por suerte hacemos una interesante visita a Lencois, en el Parque Nacional Chapada Diamantina, otra de las ciudades coloniales de Brasil. Tuvo un gran desarrollo gracias a las minas de diamantes pero hoy debido a la caída del mercado del diamante, la ciudad está dedicada al turismo. A medida que nos acercamos a Brasilia el clima va cambiando rápidamente, por primera vez en 4 meses la temperatura baja de los 30 grados y las lluvias son casi cotidianas, es el comienzo de la temporada de lluvias en esa región. Ya nos habíamos acostumbrado tanto al calor que con 20-25 grados nos parece que nos vamos a congelar.
Miércoles 26 de noviembre : llegamos a Brasilia, donde nos estaba esperando Remi, que trabaja como informático en la embajada de Francia. Nos espera con una baguette (hay una panadería francesa en Brasilia) que hará las delicias de nuestro desayuno al día siguiente. Remi nos encontró un lugar en la casa de Laurence, una colega de la embajada donde podemos dormir nosotros y también guardar la 4x4. La idea es quedarnos algunos días en Brasilia para poder arreglar la 4x4, además de visitar esta ciudad futurista. Tendremos que esperar aquí que lleguen los repuestos de Euro4x4parts desde Francia, eso nos permitirá también pasar tiempo con Remi y Gracas, su esposa brasilera. Remi gestionará, por intermedio de la embajada, la entrega de las piezas. Gracias a todos por su ayuda.
La lambada (en portugués quiere decir golpe de látigo) es una danza y un género musical muy popular de principios de los 90, es una mezcla de carimbo, reggae, salsa y merengue. Elegimos esta música para acompañar nuestro video pues es originaria de la región de Belem.